En 1764 finalizaron las obras de la 'catedral de Lois', la iglesia barroca de esta localidad que fue cuna de la próspera cultura del siglo XVIII
La iglesia de la localidad de Lois se ha ganado por méritos propios el calificativo de ‘la catedral de la montaña’, un templo ubicado en un pueblo que presenta uno de los entornos más increíbles en la zona oriental de la provincia de León, situado en la Reserva Nacional de Mampodre. Es un lugar que también es referencia cultural y, entre los numerosos prismas de esa característica que parece impropia para un lugar recóndito de León, se alza majestuosa su iglesia, que en este 2014 cumple 250 años de vida. Una catedral dentro de una catedral natural ya que, a pesar de ser iglesia, alberga detalles que la relacionan directamente con la seo de la capital leonesa.
La Asociación Cultural y Deportiva ‘La Cátedra de Lois’ prepara varios actos conmemorativos para celebrar la fecha en la que concluyeron los trabajos de construcción de la iglesia, de estilo barroco de corte clasicista, que fue impulsada por Francisco Rodríguez Castañón, pasado el ecuador del siglo XVIII. Rodríguez Castañón, natural de Lois, fue obispo auxiliar de Zaragoza en 1739 y obispo de Tuy desde 1752 hasta su muerte en 1769.
Fue él el promotor de la construcción del templo de Lois, cargado de simbolismo y de misterios. El inicio de los trabajos tuvo lugar en 1755. Nueve años después, en 1764, fue finalizada, mientras su consagración tuvo lugar el 8 de septiembre ese mismo año. Fue uno de los ricos legados que esta importante familia, muy relacionada con el mundo de la cultura, dejó en la localidad leonesa, que fue considerada en aquel siglo como la ‘Universidad de la montaña’.
Además de la iglesia, esta familia fue quien impulsó la Cátedra de Latín de Lois en 1744, la misma localidad que desde 1709 albergó la Escuela de Primeras Letras que alfabetizó a los habitantes de la zona. Entre los siglos XVI y XIX, esta pequeña localidad, situada a 1.200 metros de altitud y que ahora cuenta con apenas una veintena de habitantes, fue el nido de donde salieron personalidades influyentes en el ámbito político, militar y eclesiástico.
Uno de esos posos culturales sobrevive 250 años después. Se trata de ese templo de mármol veteado, procedente de la cantera local, que aporta a la construcción su característico tono rosado. El proyecto inicial fue del arquitecto Fabián Cabezas, que pergeñó para el lugar un edificio de equilibrio y armonía, tal y como destacan en sus escritos el clérigo local Salvador Alonso y la escritora Marta Prieto. Su plana de cruz latina acoge las notables capillas de su interior, a donde se accede por una portada principal flanqueada por sus peculiares torres, idénticas.
La fachada principal sorprende por la elegancia con la que se combinaron los elementos arquitectónicos y los decorativos, así como por la colocación y distribución de sus vanos, puertas y ventanas, que otorgan finura a la fachada. Pero el elemento más artístico de la fachada es un medallón cuadrangular que, esculpido en alto relieve, representa el misterio de La Anunciación. En el interior, sin embargo, la atención la acaparan los brillos dorados del altar mayor, así como el contraste entre la blancura del enlucido y el color rosa del jaspeado de la piedra.
El retablo del altar mayor es de estilo rococó, de la escuela o, incluso, del propio taller de Simón Gavilán Tomé, arquitecto de la Catedral de León, que era sobrino de Narciso Tomé, autor del Transparente de la catedral de Toledo y diseñador del retablo del siglo XVIII de la seo leonesa, que actualmente se encuentra colocado en la iglesia de los Capuchinos. La iglesia de Lois alberga valiosas joyas de la cultura sacra, muchas de ellas robadas en enero de 1985, cuando de este templo desapareció un Cristo de marfil junto a otras alhajas de extraordinario valor. Algunas se recuperaron, como la cruz procesional, que custodia del Obispado de León desde el año 1998.
Leonoticias.com 12/07/2014