06 octubre, 2014

El 'rey guerrero' que hizo de León una ciudad cosmopolita

En este 2014 se cumplen 1.100 años de la coronación de Ordoño II, un rey envuelto en leyendas, pero que la historia le deja como el garante territorial del Reino

Retrato de Ordoño II  (Ayuntamiento de Leon)

Probablemente sea el rey más emblemático de la historia del Reino de León, aunque su figura, en cierto modo, es desconocida y se le atribuyen méritos que no protagonizó y se le restan hazañas de las que sí fue responsable. En este año 2014 se cumplen once siglos justos, es decir, 1.100 años, de la coronación de Ordoño II como rey de León, el mismo que garantizó a la ciudad como la tercera sede regia, al establecer aquí la capitalidad política del Reino.
Ordoño II sentó las bases para que León se convirtiera en una ciudad cosmopolita, centro de referencia en todo el continente en cuanto a diversidad, sabiduría, poder y fuerza militar. No se sabe la fecha exacta de su coronación, pero las crónicas medievales señalan su fallecimiento el día 31 de marzo del año 924, después de “nueve años y seis meses de reinado”. Es decir, ocuparía el trono en el mes de septiembre del año 914 para ocupar el puesto de su hermano, García I, con quien mantenía una mala relación por las ambiciones para suceder al padre de ambos, Alfonso III, último rey de Oviedo, que murió con una edad muy avanzada siendo rey.
A Ordoño II, sin embargo, se le atribuye tradicionalmente algunos logros que no fueron tales. Fue su abuelo, Ordoño I y no él, el artífice de la construcción de la catedral de León o quien asentó un Obispado en la ciudad. A su nieto se le debe otorgar, sin embargo, el mérito de convertir a León en capital política, no sólo militar por su cercanía a la frontera con la zona ocupada por los musulmanes. Fue además conocido como el “rey guerrero”, al frente siempre de sus tropas en las batallas contra los musulmanes en las varias campañas que llevó a cabo para mantener las fronteras.

"La única ciudad digna era León"
“En las crónicas de la época musulmana, Ordoño II es ya por antonomasia un rey con sede en León y, ante todo, tiene el mérito de haber sido un rey guerrero, lo que no es poco en la época… Eso es lo que hace durante casi diez años de reinado, guerrear continuamente”, explica el historiador Manuel Carriedo Tejedo, experto medievalista que afirma que su papel en la batalla permitió que su hijo Ramiro II pudiera mantener las fronteras del Reino de León desde Coimbra (Portugal) hasta las tierras del Duero, prácticamente en Soria. Una vasta extensión de terreno que da buena cuenta de la entidad de un Reino con capital en León en aquellos inicios del siglo X.
De hecho, el político e historiador Claudio Sánchez Albornoz llegó a asegurar que “la única ciudad digna de tal nombre que existe entre los siglos X y XI, con culminación en el XII, en todo el noroeste de España es León”, un lugar desde donde se organizaba la defensa de las fronteras, pero desde donde se controlaban los dieciséis obispados, a donde llegaba el influjo de los nobles gallegos y asturianos y, sobre todo, punto principal de tránsito y parada del Camino de Santiago, lo que le dio un esplendor sin igual a una capital que, antes, había sido repoblada y estructurada como ciudad por el abuelo de Ordoño II, el monarca Ordoño I, padre a su vez de Alfonso III, el último rey de Oviedo.

Sepulcro de Ordoño II en la Catedral de León


Un papel territorial "fundamental"
El reinado de Alfonso III fue muy largo, lo que provocó entre sus hijos cierta impaciencia por ocupar el trono. El primogénito, García I, ocupó el trono entre los años 910 y 914. Falleció sin hijos y fue entonces cuando comenzó el reinado de Ordoño II, con unos 38 años, un hombre ya maduro para su tiempo. Tardó en tomar posesión porque se encontraba batallando contra los musulmanes en la campaña de Évora, hoy en día en territorio portugués, como ejemplo de lo que serían sus diez años como monarca: un constante trajín de batallas para mantener las fronteras del Reino de León.
“Su padre Alfonso III llevó el Reino desde Coimbra hasta Tordesillas. Su hermano, García I, mandó repoblar Roa y San Esteban de Gormaz. De Ordoño II no se conocen conquistas. Bastante tuvo con afirmar las fronteras”, relata Carriedo Tejedo. Por eso, este rey y su papel como batallador fue “fundamental” para que su hijo Ramiro II pudiera conseguir “mayores cotas de territorialidad”. Una hazaña que permitió mantener siglos después el esplendor de un Reino de León, cuya historia los leoneses tienen “descuidan”.

"León aglutinaba todo el Reino"
“León es la capital, es el Reino de León, pero el norte de Portugal tiene gran importancia. Galicia era la que partía el bacalao desde hacía tiempo y Castilla, que trae las innovaciones, es la que va a tomar el testigo posteriormente. Hay una cantidad de fuerzas que se aglutinan, que son las que conforman lo que era León y que dan ese carácter cosmopolita durante la Alta Edad Media”, señala el historiador. Por eso, considera que no se debe entender la historia del Reino de León como algo local, sino con la generalidad de una suma de territorios que pasa desapercibida. “León es una ciudad que aglutinaba todo el reino. No saber eso no contribuye el conocimiento presente”, aunque eso sí, “la historia no soluciona el día a día” de esta tierra.
El emblema de su monarquía fue la cruz de Santiago, antes de que se introdujera el León rampante. Ordoño II, además de este espacio en la catedral de León donde descansa, es recordado cada año por el Cabildo en una misa que se celebra el primer lunes después de Pascua. El monarca, como rey, cumple ahora 1.100 años.

Luis V.Huerga/Leonoticias.com